El sonido no es muy bueno, pero el testimonio es lo que importa...
La compra de las entradas la hice a través de Internet, en la página de Live Nation y a decir verdad no me resultaron muy caras, 27,50 $ (eso sí, en el gallinero, como acabaríamos comprobando). Lo bueno de comprar en Live Nation o en Ticket Master es que no es necesario que te envíen los tickets a casa. Imprimes el comprobante y cuando llegas al evento, en unas taquillas expresamente creadas para ello, te identificas y te dan la entrada. Es la mejor forma de comprar entradas desde España si vas a acudir a un concierto fuera, aunque eso sí, si eres un coleccionista piensa que son más feas incluso que las de gitanicket y que, por supuesto, también irán cargadas con gastos de distribución.
Concord está aproximadamente a una hora de camino desde Berkeley, pero el Sleep Train Pavilion, el auditorio donde era el evento, queda a las afueras de la ciudad, de forma que para llegar hasta allí teníamos que alquilar un coche, el primero del mes. Coche que sabíamos que tendríamos que reservar pero que dejamos de hacerlo hasta la misma mañana del concierto, sin pensar que tal vez no fuera tan fácil encontrar uno disponible. Domingo por la mañana y nuestro agobio se iba acrecentando a medida que veíamos en las distintas páginas de las agencias de alquiler que, bien no estaban abiertas, bien no tenían automóviles disponibles. Definitivamente si vas a alquilar un coche hazlo con días de antelación, no esperes hasta el último momento.
Finalmente encontramos una agencia de AVIS que abría el domingo y en cuya web aparecía que tenían coches disponibles, no demasiado lejana de casa, cerca de University Ave. Allí nos encaminamos para vivir una situación un tanto kafkiana que, pese a todo resultó mucho mejor de lo que podía haber sido: al llegar a la agencia, a eso de las 10 de la mañana, una pareja estaba esperando antes que nosotros. Cuando les tocó el turno la empleada les explicó que no había coches disponibles y que, de hecho sería difícil que encontraran un coche de alquiler un domingo por la mañana. Nuestra cara de españoles incautos debió delatarnos presa del pánico.
El oasis del que sacamos petróleo... o más bien algo que tragaba petroleo...
Cuando nos tocó acercarnos al mostrador no sabíamos exactamente qué decir. Bueno, si, chapurrear un "querer coche, hoy, solo un día, mi tener Heavy Metal Concert en Concord, zankiu". Más o menos debió ser eso lo que entendió la señorita que nos atendió y estoy seguro de que el Heavy Metal obró milagros pues la secuencia de los hechos fue la siguiente, en apenas dos minutos: "No nos queda ninguno, pero si esperáis media hora nos va a entrar uno, dame tus datos, debes entregarlo con el depósito lleno, toma las llaves". Si, así mismo, o más menos... Lo cierto es que no tuvimos que esperar media hora, que nos alquiló un Clase B (un poquito mejores que los vehículos más económicos), un VW Jetta nuevecito a precio de Clase A y, que de forma incomprensible, menos de 10 minutos después de entrar en AVIS ya estábamos paseando sobre cuatro ruedas. De acuerdo, mi inglés deja bastante que desear, así que estoy convencido de que la dependienta decidió alquilarnos el coche sobre la marcha por alguna extraña razón arcana (que sigo pensando que tenía mucho que ver con mi camiseta de Los Suaves).
Chulo, muy chulo...
Pensar en conducir en Estados Unidos es pensar en sentarte en un coche automático. Y si no lo has hecho nunca siempre surgen las mismas dudas. ¿Será muy complicado? ¿Notaré la falta del tercer pedal? ¿Meteré la pata en un embrague inexistente? Pues bien, cualquier artículo que lees sobre ello siempre dice lo mismo: tras conducir un automático no querrás volver a usar un coche con cambio manual y es totalmente cierto. Son fáciles de utilizar, cómodos, no se calan, no se van para atrás en las cuestas, aceleras y frenas. Y si le pisas tiran, vaya si tiran, aunque mucho ojito con eso por estas tierras... A pesar de todo seguiremos pensando que lo que nos gusta es quemar embrague ya que siempre parece que lo nuestro es lo mejor, pero aquí no queda otra que acostumbrarse, así que durante un buen rato nos dedicamos a dar vueltas por Berkeley motorizados y a descubrir la ciudad a la americana, tras el volante.
Aprovechamos también para pasar por el tercer supermercado del viaje (cuanto más odio ir de compras más me toca hacerlo... tres en tres días, vaya...) para aprovechar el maletero del coche y así poder hacer una compra mayor y, tras la comida y la consabida sesión de yoga hispano, nos encaminamos hacia Concord.
Ferrán Adriá y su aceite a precio de... si de...
Efectivamente en poco más de una hora nos encontramos en el recinto del concierto. Gracias al GPS, por supuesto, ya que el auditorio está un tanto oculto si desconoces su situación. Allí nos encontrábamos, prestos a disfrutar de Cinderella y Scorpions rodeados de Heavys desde los 12 a los 60 años. Un público bastante diferente al que suele acudir a conciertos de Heavy Metal en España. Mucho más ecléctico y en el que lo mismo podías ver ancianas venerables empujando un tacataca que Hard Rockeras ochenteras de pelo cardado mostrando carne con profusión. Interesante mezcla humana con mismos gustos musicales en común.
Nuestras entradas estaban en el Lawn, el gallinero más absoluto. Y el Pavilion es lo suficientemente grande como para que el gallinero esté muy lejos del escenario principal. Eso sí, al menos los poseedores de entrada de "Lawn" pueden sentarse en una tupida hierba. Hierba que había sido regada previamente a la llegada de las huestes metaleras, por lo que optamos por poner cara de nosesiestesmisitio y finalmente vimos todo el concierto justo detrás de la zona de minusválidos entre los bloques 204 y 203. A decir verdad intentamos que esa cara de nosesiestesmisitio nos sirviera bajando hasta la primera fila del pit y casi lo conseguimos. De hecho allí estuvimos viendo a los teloneros, Cinderella, hasta que un señor con muy poca pinta de Heavy y con menos pinta de colega de buen rollito nos invitó poco amablemente a salir de allí pitando.
Otro auditorio para la buchaca y el recuerdo...
En fin, vimos el concierto bastante atrás, pero aun así lo disfruté como siempre. Esta ha sido la sexta o séptima vez que veo a Scorpions y creo que ha sido una de las mejores. En teoría es su gira de despedida (a la que sin duda seguirán las de la vuelta, revuelta y postjubilación) y el próximo invierno recalará en España donde habrá que verles de nuevo. No me explayaré aquí sobre la actuación pero si os gusta la banda alemana podéis leer mi crónica del concierto en Rafabasa en pocos días.
Scorpions en USA merecían un saludo gallego y de Los Suaves...
Eran las 10:30 pm cuando el concierto llegaba a su fin y cuando recogíamos el coche nos llevábamos el gran susto del día. Al meter la llave y girar el contacto nada ocurría, salvo un testigo encendido en el salpicadero avisando de un problema mecánico. Durante unos minutos este Heavy Metalero viajero sentía como la cara se le ponía de color verde. La situación era cuando menos terrorífica: tirados en un descampado, a hora tardía, sin teléfono, y hablando el inglés como los indios cabreados.
Afortunadamente, como en las malas pelis de terror el coche decidió arrancar tras escuchar unos cuantos exabruptos que no reproduciré por escrito. El momento de tensión pasaba y lográbamos volver a Berkeley cansados pero felices del resultado de un día tan rockero como profuso en sensaciones apasionantes...
7 comentarios:
Gran crónica, espero que lo pases genial :-D
IBC84, muchas gracias. Está siendo apasionante...
Abrazos!
Yo me estoy divirtiendo mucho. Lo narras genial.
Abrazos, Fer. Seguid pasándolo muy bien
Casi me da un pasmo con lo del descampado .... estupenda narración, leida sin casi respirar.
Albero, muchas gracias, pues no veas lo de hoy....
Juana, imagínate la cara que se nos quedó por un rato...
Besos
Enhorabuena por filmarlo! la calidad es buena!!! y el sonido no tan malo! Saludos y que sigas disfrutando! Sebas Cozzarin uno de los 15!
Sebastián, disfrutando un montón. Mucha suerte en las votaciones!!!
Abrazos
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