miércoles, 16 de marzo de 2011

Malta, una visita rápida. Parte 3 (y última)

Es tu último día en la isla y todavía te queda mucho por ver. De forma que hoy vamos a dirigirnos a una de las ciudades más bellas de Malta: Mdina. La ciudad del silencio es un monumento en sí misma y no puedes perderte pasear por sus calles.


Una de las calles de Mdina...

Para llegar a Mdina puedes coger el autobús nº 65. Acomódate como mejor puedas ya que Mdina es la última parada y es un trayecto que durará fácilmente media hora larga. Es momento de disfrutar con el paisaje de la Malta interior, mientras vas recorriendo pequeñas poblaciones que muestran preciosas casas y palacetes e inmensas iglesias. Seguro que ya te has dado cuenta, pero en Malta la iglesia más humilde supera en tamaño y fastuosidad a muchas catedrales españolas.

Una vez en Mdina recorre las calles sin prisa y procura alejarte de los ríos de turistas que sólo pasean por la calle principal. Fíjate hasta en el último detalle y sobre todo respira la tranquilidad que parece llevar a un pasado que se hubiera detenido. Aprovecha a probar alguna tarta de la repostería local y no dejes de admirar las vistas desde la muralla. No tengas prisa en abandonar Mdina y cuando lo hagas pon rumbo a Rabat.


Las vistas desde la muralla...

Mdina era la antigua capital de Malta aunque en ella vivían los caballeros. La "plebe" vivía en Rabat, que está situada a pocos metros de la ciudad fortificada. Tras el cambio de capitalidad a La Valletta entró en decadencia, aunque todavía pueden verse vestigios de un pasado glorioso. Rabat es una población importante y mucho menos turística que Mdina, ya que los visitantes apenas se aventuran por sus calles, salvo para ver las catacumbas de San Pablo y Santa Agueda o el convento de los Carmelitas. Al igual que en Mdina se saborea la realidad de un entorno muy diferente al costero. Si ya es hora de tomar una cerveza hazlo en alguna de las terrazas que jalonan la ciudad y fíjate en cómo se comportan los malteses sentados viendo el tiempo pasar o acudiendo a sus queaceres. Si crees que es pronto para dar una oportunidad a la CISK dásela al café. Puedes encontrar algunos cafés que sirven un expresso o un capuccino como si estuvieras en la misma Roma.


Si no te haces una foto aquí es que no has estado en Mdina...

Es momento de volver a Sliema, de forma que sube de nuevo desde Rabat a la entrada de Mdina, apenas a 300 metros, para coger el autobús. Si son la una de la tarde aproximadamente vas a estar en el Strand de Sliema en torno a las 13:30. Si es un poco más tarde, no te preocupes. Porque vas a comer algo suave. Y es que no puedes marcharte de Malta sin probar los pastizzi. Son pequeños pasteles de hojaldre rellenos de queso o de crema de guisantes. Muy baratos y deliciosos. Recuerda que la comida rápida local no tiene por qué ser mala y que de hecho es interesante probarla. En los bares que hay en el Strand verás algunos con pastizzi que, si bien no son tan "auténticos" como las pequeñas pastizzerias que hay por toda la isla, pueden permitirte sentarte en su terraza, comerlos con calma y prepararte para la última excursión.


Este es precioso pero hace cruceros de un día tan solo...

Hasta ahora has hecho bastante el "turis" pero te aconsejo que hagas la última "turistada": un breve viaje en barco. Para muchos puede ser una horterada montarse en un barquito y recorrer alguna parte de la isla, pero Malta es mar y perder la oportunidad de dar una vuelta en barco es una absoluta pena. Por ello te aconsejo que vayas al embarcadero y hagas la excursión de los puertos ( o cualquier otra que puedas ver que son interesantes). No es barato, de acuerdo. Estarás rodeado de turistas. Pero olvídate por un momento de eso y disfruta viendo los puertos naturales de Malta de otra forma mientras va atardeciendo.


Acercarte por mar vale la pena...

Incluso si te parece que es demasiado caro o no te apetece dedicar tanto rato a navegar puedes ir a Valletta en ferry, un trayecto muy breve y que, por 5 €, al menos te permitirá sentirte como un navegante maltés antes de encarar las últimas horas de tu viaje.

Una vez te hayas graduado como lobo de mar es factible que tu apetito se haya abierto. Es momento de tu última cena en la isla. Y ya que estás en el embarcadero de vuelta vamos a cenar en Ta´Kris, un pequeño restaurante maltés con pocos platos y lo suficientemente escondido como para quitarte de encima la sensación de estar rodeado de guiris. Si no lo has hecho todavía te aconsejo que pruebes la Bragioli, parecida a nuestras albóndigas pero alargadas y más grandes o si prefieres pescado te decantes por el Sea Bass.


La foto no hace justicia. El sea bass, delicioso...

Ahora ya has terminado casi tu fin de semana. El resto del tiempo que te queda lo dejo a tu albedrío. Pero recuerda que para llegar al aeropuerto necesitarás al menos una hora y cuarto desde tu hotel si vas en autobús y si todavía los vuelos de Ryanair salen a primera hora (en abril cambiarán su horario) convendría que estés dispuesto para madrugar.


Estos cielos te despedirán... y seguirán esperándote...

Han faltado muchas cosas por ver. No ha dado tiempo a viajar a Gozo y encontrarse en la isla hermana que tan distinta es de Malta. Ni en la diminuta Comino, donde la foto en Blue Lagoon se convierte en la postal indispensable para dar envidia a los amigos. No hemos visitado The Blue Grotto, uno de los entornos naturales más impresionantes de la isla, ni el Hypogeo, joya del arte megalítico. Tampoco hemos pasado por el parque de atracciones en que se convirtió el escenario de la película de Popeye ni por las decenas de calas que tiene Malta. Te falta sin duda mucho por disfrutar, de forma que cuando el avión comience a elevarse y eches una mirada a esta pequeña isla desde lo alto piensa que la vuelta ofrecerá aun más placeres y cosas por disfrutar...

miércoles, 2 de marzo de 2011

Malta, una visita rápida. Parte 2

¿Qué tal has dormido? Si no te pasaste con el Bajtra (el licor de chumbera que hace las veces de nuestro patxarán) seguramente muy bien. Es ahora momento de levantarte y salir a hacer una visita absolutamente necesaria: Marsaxlokk. Seguro que habrás visto ya en guías de Malta la estampa de sus barcos de pesca, los luzzu, pintados con brillantes colores y coronados con el ojo de Osiris. Pues en Marsaxlokk te vas a cansar de verlos. Grandes y pequeños, fondeando la bahía que se abre ante uno de los pueblos más bonitos de Malta.

Todos los domingos se realiza un mercado que es bastante popular y en el que, si te has levantado temprano, puedes comprar pescado. Eso sí, como llegues más tarde de las diez de la mañana poco pescado verás. Aunque, bien mirado, no creo que vayas a hacértelo en la habitación del hotel. Pero si lo que te gusta es ver a los frutos del mar recién pescados, recuerda, has de madrugar.


Los luzzu fondeados en la bahía de Marsaxlokk

Para llegar a Marsaxlokk puedes hacerlo desde Valletta, cogiendo el autobús 27 o desde Sliema, en el 627. El bus de Sliema suele ir cargado hasta arriba de turistas, especialmente entre las 9:30 y las 11:30, de forma que yo de ti intentaría cogerlo lo más arriba posible (al lado de Fortizza puede ser una buena opción). Si no puedes encontrarte con que el autobusero decida no parar a recoger viajeros, o peor aún, tener que hacer el camino de pie. Y esto último, sinceramente, no se lo recomendaría a nadie…

El trayecto dura aproximadamente media hora y una vez en Marsaxlokk baja al puerto (que no tiene pérdida desde donde te deja el autobús) y disfruta mezclándote con los malteses y las gentes de cien naciones distintas. Los aromas y las conversaciones son increíbles. Y aunque pueda parecer un mercado pequeño, comparado con cualquiera de los de España, seguro que las sensaciones no te van a defraudar.


Si madrugas, podrás ver los pescados recién desembarcados...

Tras patear el mercado búscate una terraza para echar el vermú. Aquí no se llama así, pero como a cualquier hora que vayas verás a guiris soplándose pintas no quedarás mal si les imitas. Eso sí, recuerda que un par de pintas de cerveza es un litro de líquido y que si no estás acostumbrado lo mismo llenas el buche demasiado y luego no puedes darte un homenaje.

Y es que no hacer fonda en cualquiera de los restaurantes de Marsaxlokk sería un pecado. Los hay para todos los gustos y en general con precios razonables (estás de turismo, así que estírate un poco y disfruta). Yo te recomiendo que pruebes comer en Ir-Rizztu. Te aseguro que no es el más bonito. Más bien parece una cutre casa de comidas. Pero si echas un ojo verás que está a reventar… de malteses. Los platos, de todo tipo, aunque obviamente disfruta el pescado. Y como siempre, si tienes dudas, pregunta. Les encanta aconsejarte. Si ves que lo que te indican no se ajusta a tu presupuesto, que te den otra recomendación, pero déjate llevar por ellos (si aun así no te convencen, el pulpo está simplemente delicioso).

En Ir-Rizztu puedes reservar. Ahora bien, si piensas que te van a respetar la reserva es que crees que estás en el Barrio de Salamanca. Así que no esperes a comer a las cuatro de la tarde (entre dos y tres de la tarde podrás hacerlo sin ningún problema) y no desesperes si tardan en colocarte en una mesa. Al final valdrá la pena.


Medina, un vino que no es el mejor, pero que se deja beber...

Imagino que beberás algún vino de la isla. Merece la pena probarlos. Aunque aquí si te aconsejaría que no escatimes en el precio ya que, en general, los mejores son carillos. Eso sí, trata de probar la uva de la isla, la variedad girgentina, una rareza interesante.

Tras la comida recorre el pueblo sin prisas (pero sin olvidar que los autobuses regresan cada hora y que cuanto más tarde más lleno irá). Tiene rincones muy auténticos, como todo Malta. Y cuando estés preparado vuélvete hacia Sliema.

Una vez en Sliema nos vamos a bajar en el Strand. No tiene pérdida, ya que es la zona en la que salen los barcos de Captain Morgan y desde donde se observa la impresionante vista de Valletta y la catedral de San Pablo. Recorre el Strand sin prisas, observando Valletta enfrente, a ser posible con la caída del sol, mientras al frente se abre el maravilloso Mediterráneo. Imagínate oteando la llegada de turcos o piratas. Siéntate y disfruta de ese momento.


Entre el mar y tu un capitán tan sólo...

Ummm… ¿vuelves a tener sed? Desanda el Strand y acércate a Tre-Angeli, una estupenda cervecería en la que podrás echarte una pinta a 2 € e incluso picar algo si te va entrando hambre. Pero no cenes todavía. Tras esa cervecita te propongo que subas hacia Tower Road de nuevo, hacia Fortizza si te sirve mejor de referencia, y que un poco más adelante entres en Le Malte. Es un pequeño restaurante maltés en el que si no entras en tu estancia en la isla estarás perdiéndote una maravilla.

Tal vez te queden ganas de echarte una copilla por esa zona. Si eres así, además de tener un hígado a prueba de bombas si te has pimplado todo lo que te he aconsejado, puedes intentarlo en Fortizza (ya que te sirve como referencia puedes darte una vuelta por él. Verás bastante gente guapa) o probar justo en frente, en el Times Square, un pub irlandés muy frecuentado por guiris bolingas pero simpaticotes, junto al Hotel Preluna.

De todas formas ve pensando que mañana es tu último día en la isla y te vas a dar un tute gordo, de forma que convendría que no te acostaras muy perjudicado….

martes, 1 de marzo de 2011

Malta, una visita rápida. Parte 1

No tenía muy claro si escribir o no esta serie de post, ya que en los últimos días estamos viendo a muchos españoles ejercer de "españoles" en Malta (y los que nos quedan cuando se acerque el verano y empiecen a llegar los chavales con las becas para aprender inglés), pero dado que mucha gente nos está preguntando qué hacer en Malta en un viaje rápido, haremos de tripas corazón y cruzaremos los dedos pensando en que a lo mejor la gente que se apunta a viajar a este país lo haga de una manera cuando menos civilizada y respetuosa, como nos gustaría que lo hicieran cuando se visita España.

Existen muchas guías y muchos blogs sobre Malta, de forma que este "itinerario" no es más que una recomendación de amiguete y seguro que puedes encontrar otras rutas más interesantes que esta. Pero al menos, si estás un poco perdido sobre qué hacer un fin de semana en Malta, esto tal vez pueda interesarte.

El país:

Malta está situado en medio del Mediterráneo. Muy cerca de Sicilia (a donde se puede viajar en Ferry y llegar en hora y media, aunque pagando un pastón) y también cerca de Libia (con lo que la preocupación por lo que está ocurriendo allí en estos días es grande). Pertenece a la Unión Europea, de forma que no hace falta el pasaporte y está dentro de la moneda única, de manera que se usa el Euro. Su horario es el mismo que en España, aunque al estar situado bastante más al este amanece y anochece mucho antes. La temperatura es, en general, bastante cálida, o al menos templada. Aunque en invierno la humedad se puede notar bastante. Eso sí, es raro que se baje de los 9º. No llueve mucho, pero cuando lo hace parte de la isla se convierte en un auténtico río. Es interesante echarle un ojo a la página de El Tiempo que, hasta ahora, atina casi a la perfección, puestos a preparar el viaje.


Por su bravura recibieron la Cruz de San Jorge, que aparece en su bandera...

Pertenecieron a Inglaterra por lo cual tienen muchas costumbres británicas: conducen por la izquierda, adoran el fútbol (está a todas horas puesto en los bares), beben pintas de cerveza y hablan inglés. De hecho es uno de los destinos de moda para aprender la lengua de Shakespeare. Eso sí, entre ellos hablan maltés, una lengua complicadísima que hereda palabras del árabe y del italiano principalmente. En cualquier caso hemos visto a muchas personas sin ser capaces de decir una sola palabra de inglés hacerse entender, de forma que el idioma no es una gran barrera. Están acostumbrados a recibir miles de turistas permanentemente.

Las gentes:

Los malteses son por lo general gente simpática y agradable. Pero hay que entender que en las zonas turísticas algunas veces puedan estar hasta el gorro de los turistas. Olvida esa idea de "... pues viven del turismo..." y piensa cómo te sentirías si a diario tuvieras que soportar turis empanados, cuando no mal encarados. Tal vez si trabajas en la hostelería no te quede más remedio que aguantarlo, pero si trabajas en otro sector podrías llegar a saturarte con facilidad.

En general los españoles les caemos bastante bien aunque, debido a que en los últimos años estamos exportando manadas de adolescentes botelloneros cuyo único objetivo es pulirse la pasta de sus padres diciendo que han aprendido inglés, empezamos a resultarles algo molestos. No obstante, con la apertura de nuevas líneas de Ryanair y Vueling poco a poco empiezan a venir otras personas más normales. A fin de cuentas en dos horas y media te plantas aquí a un precio muy razonable.


Estoicos aunque a veces cueste...

Digo esto porque los malteses no son solo los conductores de autobús (una raza aparte a la que entender y llegar a querer), sino la persona que te indica amablemente donde está una calle, el chico que trabaja en la agencia inmobiliaria y se desvive por hacer bien su trabajo, el frutero de la esquina que se esfuerza en entenderte por poco inglés que hables o el camarero maltés que siempre tendrá una anécdota divertida que contar (generalmente de un italiano, algo así como nuestros chistes de Lepe...)

El viaje:

Planificar un viaje a Malta es muy fácil al estar volando las aerolíneas de bajo coste. En este caso voy a hacer un itinerario ficticio saliendo de Madrid el sábado 12 de marzo y volviendo el martes 15 (Ryanair vuela desde Madrid los martes, jueves y sábados). El coste total del vuelo ida y vuelta (según precios ahora mismo) es de 76,98 €. Es posible encontrar mejores tarifas, pero pongamos que te ha encantado este post y te lías la manta a la cabeza en este momento.

La salida de Madrid es temprana, a las 6:25. Y suelen ser puntuales, de forma que nada de llegar con la hora pegada. Los vuelos salen de la T1 y la manera más barata de llegar a esa hora al aeropuerto de Barajas es coger el autobús de la EMT que cuesta 2 € y para en Cibeles (un taxi, salvo que vivas cerca de Barajas te cobrará entre 30-35 €).

Recuerda que Ryanair es muy estricta con el tamaño y peso de la maleta. En cabina solo una y de 10 kg. Lo dicen muy claro y esas son sus condiciones. Si no te gusta puedes volar con otra compañía y pagar tarifas mayores. En cualquier caso, para un fin de semana no deberías necesitar mucho más.

El viaje de ida son apenas dos horas y media. Incluso si tienes suerte y hay buen viento puedes llegar a tardar menos (la última vez estábamos ya en la terminal a las nueve menos cuarto). Y una vez en el aeropuerto puedes optar por coger un taxi (que te cobrará en torno a 22 €) o coger el autobús nº 8 que lleva a Valletta, la capital. Lo normal es que la mayoría de la gente vaya en autobús, ya que el precio del billete son 0,47 €. En fin, que la diferencia es palpable. Eso sí, los autobuses son antiguos, muy antiguos. Ruidosos, incómodos, pequeños. Podríamos seguir poniendo adjetivos hasta llegar al adjetivo final: encantadores. Lástima que queda muy poco para que los retiren (en verano se reforma todo el sistema de transporte).


Qué bonitos y qué poco les queda...

El trayecto a Valletta dura en torno a 20 minutos. Puedes ir disfrutando el color de las calles al tiempo que intentas no clavarte el asa de la maleta en alguna de tus partes blandas. No te preocupes, en seguida llegas a la capital donde está la "estación de autobuses". Entrecomillo porque no hay estación. Es una plaza en torno a una fuente en la que paran todos los autobuses (al menos por ahora. No sabemos si con la reforma eso también cambiará). Una vez allí, baja del autobús y busca el siguiente bus que te lleve a tu hotel. Lo más normal es que hayas elegido un hotel entre Sliema y St. Julian, de forma que te valen todos los ´60s. Tampoco tiene pérdida: seguro que verás a gente con maletas ir hacia delante y si no puedes preguntar al autobusero "Tu esliema?". Por lo general te rugirá algo parecido a un "yes" de forma que puedes montarte y pagarle a él directamente el billete.

IMPORTANTE: lleva cambio. No se te ocurra intentar pagar con un billete porque lo normal es que no lo acepte y en la plaza donde paran los autobuses no es fácil cambiar. Máximo monedas de 2 € en los autobuses y ahí, ahí.


Día 1. Sábado. Valletta y Las Tres Ciudades

Has llegado al hotel y te has llevado la primera decepción: no puedes hacer el checking. En Malta lo normal es que la entrada en la habitación no se hace hasta las 14:00 así que lo más habitual es que si llegas en torno a las 11:00 no puedas entrar en ella. No pasa nada, ya que todos los hoteles están preparados para guardarte la maleta. Suelta el lastre y disfruta de tu primera excursión. Vamos a volver a Valletta. ¿Estoy loco? No, simplemente ahora gozarás mucho más el viaje puesto que no estarás pendiente de donde meter la maleta (o las piernas) ni de donde bajarte. Ahora es momento de fijarte en las vistas de la marina de Msida y de volver a la estación central de Valletta fijándote en todos los detalles. Y una vez en Valletta pasear por Republic St. hasta llegar al Castillo de St. Elmo. Piérdete por las callejuelas. No te quedes solo en Republic St. sino que atisba por los rincones (lleva calzado deportivo y prepárate a subir y bajar cuestas) y cuando tengas ganas de parar disfruta de la primera CISK del día (si eres cervecero vas a gozar como un niño).


La visita a la Concatedral es casi obligada. Impresionante por dentro...

El paseo por Valletta puede ser tan largo como quieras, pero aproximadamente se recorre en un par de horas. Mi consejo es que busques un sitio chulo para comer en Valletta y que comas allí (hay de todo tipo y precio, eso quedará a tu gusto...)

Una vez comidos, (conste que este itinerario está escrito para no "siesteros", religión que yo profeso, de forma que no me haría mucho caso a mi mismo) puedes coger los autobuses 1, 2, 4 o 6 para ver las tres ciudades: Victoriosa, Senglea y Cospicua. Un paseo muy bonito por unas ciudades impresionantes aunque muy pequeñitas y donde hay muchos menos turistas que en Valletta. Merece la pena detenerse en algún café y bajar hasta la marina de Victoriosa. Será un paseo de un par de horas que te pondrá en contacto con la Malta capitalina y con la época de los Caballeros de S. Juan, así como con la realidad de un tiempo que parece haberse detenido.


Si es impresionante desde el frente, imagina desde dentro...

Tras el paseo puedes volver al hotel y hacer el checking y descansar un poco. Si tienes ganas de marcha, el siguiente destino será St. Julian. Al igual que a Sliema te valen todos los autobuses ´60s aunque si no estás muy cansado y te apetece seguir caminando te aconsejaría un paseo al borde del mar, llegando a Balluta Bay y Spinola Bay y decidiendo dónde tomar algo. En Ballutta Bay te aconsejo echarte una pinta en Plough & Anchor, un diminuto pub precioso en el que una pinta cuesta 1,10 €. Si prefieres estar al lado del mar, justo en frente tienes Peppi´s y Frescos, algo más caros, pero al borde mismo del mar (y ojo, si ves a un melenudo vestido de cuero ten cuidado con acordarte del autor de este blog ;)

Si prefieres continuar puedes ir hasta Spinola Bay, a cinco minutos, donde tal vez te plantees cenar en Pepino´s (uno de los sitios con más "sabor" de la zona o en La Dolce Vita, con unas vistas impresionantes. No obstante, puedes seguir un poco más hacia arriba y entrar ya en St. Julian, donde la elección entre The Avenue (con unas pizzas tan impresionantes como económicas) o cualquiera de los restaurantes de cocina maltesa donde no dejar de probar el conejo, el plato típico de la isla o el lampuki, el pescado más cocinado.


La imagen no hace justicia, ni al tamaño ni a la calidad: 7,50 € cada una...

A partir de ahí, te dejo que entres en Paceville si tienes ganas de fiesta. Seguro que podrás perderte y saciar tus gustos con músicas de dudosa calidad, alcoholes garrafoneros y chavalería con ganas de fiesta sin fin. Ahí ya no puedo opinar puesto que no es el ambiente que yo frecuente, pero recuerda que no deberías acostarte muy tarde que mañana nos espera otro día largo...