Una de las calles de Mdina...
Para llegar a Mdina puedes coger el autobús nº 65. Acomódate como mejor puedas ya que Mdina es la última parada y es un trayecto que durará fácilmente media hora larga. Es momento de disfrutar con el paisaje de la Malta interior, mientras vas recorriendo pequeñas poblaciones que muestran preciosas casas y palacetes e inmensas iglesias. Seguro que ya te has dado cuenta, pero en Malta la iglesia más humilde supera en tamaño y fastuosidad a muchas catedrales españolas.
Una vez en Mdina recorre las calles sin prisa y procura alejarte de los ríos de turistas que sólo pasean por la calle principal. Fíjate hasta en el último detalle y sobre todo respira la tranquilidad que parece llevar a un pasado que se hubiera detenido. Aprovecha a probar alguna tarta de la repostería local y no dejes de admirar las vistas desde la muralla. No tengas prisa en abandonar Mdina y cuando lo hagas pon rumbo a Rabat.
Las vistas desde la muralla...
Mdina era la antigua capital de Malta aunque en ella vivían los caballeros. La "plebe" vivía en Rabat, que está situada a pocos metros de la ciudad fortificada. Tras el cambio de capitalidad a La Valletta entró en decadencia, aunque todavía pueden verse vestigios de un pasado glorioso. Rabat es una población importante y mucho menos turística que Mdina, ya que los visitantes apenas se aventuran por sus calles, salvo para ver las catacumbas de San Pablo y Santa Agueda o el convento de los Carmelitas. Al igual que en Mdina se saborea la realidad de un entorno muy diferente al costero. Si ya es hora de tomar una cerveza hazlo en alguna de las terrazas que jalonan la ciudad y fíjate en cómo se comportan los malteses sentados viendo el tiempo pasar o acudiendo a sus queaceres. Si crees que es pronto para dar una oportunidad a la CISK dásela al café. Puedes encontrar algunos cafés que sirven un expresso o un capuccino como si estuvieras en la misma Roma.
Si no te haces una foto aquí es que no has estado en Mdina...
Es momento de volver a Sliema, de forma que sube de nuevo desde Rabat a la entrada de Mdina, apenas a 300 metros, para coger el autobús. Si son la una de la tarde aproximadamente vas a estar en el Strand de Sliema en torno a las 13:30. Si es un poco más tarde, no te preocupes. Porque vas a comer algo suave. Y es que no puedes marcharte de Malta sin probar los pastizzi. Son pequeños pasteles de hojaldre rellenos de queso o de crema de guisantes. Muy baratos y deliciosos. Recuerda que la comida rápida local no tiene por qué ser mala y que de hecho es interesante probarla. En los bares que hay en el Strand verás algunos con pastizzi que, si bien no son tan "auténticos" como las pequeñas pastizzerias que hay por toda la isla, pueden permitirte sentarte en su terraza, comerlos con calma y prepararte para la última excursión.
Este es precioso pero hace cruceros de un día tan solo...
Hasta ahora has hecho bastante el "turis" pero te aconsejo que hagas la última "turistada": un breve viaje en barco. Para muchos puede ser una horterada montarse en un barquito y recorrer alguna parte de la isla, pero Malta es mar y perder la oportunidad de dar una vuelta en barco es una absoluta pena. Por ello te aconsejo que vayas al embarcadero y hagas la excursión de los puertos ( o cualquier otra que puedas ver que son interesantes). No es barato, de acuerdo. Estarás rodeado de turistas. Pero olvídate por un momento de eso y disfruta viendo los puertos naturales de Malta de otra forma mientras va atardeciendo.
Acercarte por mar vale la pena...
Incluso si te parece que es demasiado caro o no te apetece dedicar tanto rato a navegar puedes ir a Valletta en ferry, un trayecto muy breve y que, por 5 €, al menos te permitirá sentirte como un navegante maltés antes de encarar las últimas horas de tu viaje.
Una vez te hayas graduado como lobo de mar es factible que tu apetito se haya abierto. Es momento de tu última cena en la isla. Y ya que estás en el embarcadero de vuelta vamos a cenar en Ta´Kris, un pequeño restaurante maltés con pocos platos y lo suficientemente escondido como para quitarte de encima la sensación de estar rodeado de guiris. Si no lo has hecho todavía te aconsejo que pruebes la Bragioli, parecida a nuestras albóndigas pero alargadas y más grandes o si prefieres pescado te decantes por el Sea Bass.
La foto no hace justicia. El sea bass, delicioso...
Ahora ya has terminado casi tu fin de semana. El resto del tiempo que te queda lo dejo a tu albedrío. Pero recuerda que para llegar al aeropuerto necesitarás al menos una hora y cuarto desde tu hotel si vas en autobús y si todavía los vuelos de Ryanair salen a primera hora (en abril cambiarán su horario) convendría que estés dispuesto para madrugar.
Estos cielos te despedirán... y seguirán esperándote...
Han faltado muchas cosas por ver. No ha dado tiempo a viajar a Gozo y encontrarse en la isla hermana que tan distinta es de Malta. Ni en la diminuta Comino, donde la foto en Blue Lagoon se convierte en la postal indispensable para dar envidia a los amigos. No hemos visitado The Blue Grotto, uno de los entornos naturales más impresionantes de la isla, ni el Hypogeo, joya del arte megalítico. Tampoco hemos pasado por el parque de atracciones en que se convirtió el escenario de la película de Popeye ni por las decenas de calas que tiene Malta. Te falta sin duda mucho por disfrutar, de forma que cuando el avión comience a elevarse y eches una mirada a esta pequeña isla desde lo alto piensa que la vuelta ofrecerá aun más placeres y cosas por disfrutar...