La biblioteca Nacional, nos espera para pasar buenos ratos...
Y es que aunque parezca que estamos de vacaciones no es así. Nuestro objetivo al venirnos a vivir a Malta mezcla el deseo de salir de España con la necesidad de continuar creciendo profesionalmente. Mi santa, por lo pronto, ya ha conseguido una "clienta". En pocos días comenzará a dar clases particulares de español, compaginándolas con la terminación de su Tesis Doctoral. Por mi parte, además del desarrollo de mi investigación postdoctoral, voy a encargarme de la coordinación del Campus de Malta del Euro-Mediterranean University Institute, y eso supondrá reuniones y bastante trabajo "de pasillos".
En definitiva tenemos muchas cosas que hacer además de holgazanear disfrutando de las vistas de la isla, pero el hecho de no habernos podido mudar y de que nuestro hotel no es precisamente un cinco estrellas ha llevado a que esta semana hayamos estado más ociosos de lo que nos hubiera gustado.
Puestos a pasear, disfrutando con el último detalle...
Aún así hemos podido avanzar en algunas gestiones e incluso hemos tenido tiempo (especialmente mi santa, y con toda la razón del mundo) de cabrearnos en Malta. El lunes fuimos a hacernos el ID Maltés, esa tarjeta de identificación que usa el gobierno del país para identificar a los extranjeros que viven aquí. La sorpresa fue mayúscula cuando, tras una hora de espera, el funcionario que nos atendió denegó hacérselo a mi santa si no presentaba el certificado de matrimonio. Dio igual que yo estuviera allí. Las leyes al respecto son claras: las mujeres casadas al hacer el ID deben presentar dicho certificado. Obviamente no nos hemos traído ese papel ni el libro de familia, de manera que, con todo su mosqueo, tuvimos que hacer el trámite en mi caso, nada más. Ahora queda esperar, ya que nos han comentado que el proceso para que me llamen para recogerlo puede demorarse... ¡6 meses!
Hay días en los que uno entiende bien el significado de "Omerta"...
El mismo día tuvimos ocasión de "disfrutar" otra de esas incongruencias que nos cuesta tanto entender desde nuestro punto de vista español: la apertura de la cuenta bancaria. Al final decidimos abrirla en el Bank of Valletta, que tiene incluso un International Client Centre. Centro en el que nos "despachó" una señorita con cara de pocos amigos y que tras pedirnos todo tipo de datos sobre nuestro banco en España, logró que mi santa llevase a su cabreo a proporciones bíblicas. El caso es que yo pensaba dar como referencia un banco con el que yo trabajo, pero en cuya cuenta no está ella. Aun así, autorizarla a ella en la nueva cuenta del banco maltés. Pues no. Si quiero autorizar a mi mujer para acceder a mi cuenta del banco necesito acudir a un abogado para que haga el pertinente trámite burocrático.
Al final optamos por ofrecer otra cuenta como referencia y rezar porque el día que llegue el papel a la sucursal pidiendo desde nuestro certificado de penales a la fe de bautismo quién lo recoja sea capaz de interpretar semejante galimatías político-financiero. El caso es que seguimos sin cuenta bancaria, de forma que tenemos que sacar el efectivo de un cajero automático pagando las estupendas comisiones que nuestros bancos españoles se encargan de cascarnos de forma inmisericorde.
Las frutas y las verduras a pagarlas en cash...
Durante estos dos o tres últimos días también hemos descubierto que en Malta llueve de lo lindo en febrero. O al menos que cada vez que llueve las calles de la zona en la que estamos (el Strand de Sliema) se convierten en ríos. Ya lo vimos la semana pasada, o más bien lo sufrimos en nuestras carnes. De forma que esta, cuando hemos visto caer chuzos de punta, nos hemos quedado en el hotel, lo que hace aun más acusadas nuestras ganas de que llegue el momento de dejarlo.
¿Alguien cambiaría esto por el Manzanares? yo no...
En cualquier caso, estos pequeños inconvenientes se quedan atrás cuando vamos notando que con el paso de los días nuestro inglés se va asentando, cada vez que salimos a la calle y observamos el mar acariciando las rocas, cada mirada o paseo que nos lleva a las cercanías de la que será nuestra casa a partir del próximo lunes, o simplemente cuando somos conscientes de estar viviendo y gozando una aventura que hemos decidido nosotros y que sabemos que nos llevará aun a mayores satisfacciones...