miércoles, 30 de junio de 2010

¿Qué pasará?

En estos momentos en los que el mundo entero parece hablar solo de la crisis, el despertar dramático de un sueño o la pesadilla en la que nos encontramos desde hace dos años; en este día en el que España entera parece hablar solo de fútbol, de esa selección que, a trancas y barrancas se encamina a los cuartos de final de un campeonato que de obtenerse sería catárquico y taumatúrgico; en estas horas en las que todo Madrid parece hablar solo de la huelga de Metro, que convierte la ciudad en una ratonera más caótica de lo habitual; en este momento, yo solo pienso en la entrevista que esta tarde tendré en Lavinia para ver si paso el segundo corte de los candidatos a pasar un año sabático en La Rioja.

He de reconocer que la llamada para asistir a esa entrevista me pilló tan de sorpresa como, supongo, a la mayoría de los preseleccionados. Uno nunca cree que le vayan a llamar de algo así. Y el sentimiento vascula durante los primeros minutos entre el estupor y la ilusión. Poco a poco vas atemperándolo. La fórmula para ello es fácil: "seguro que hay gente mejor, que lo merece más o que encajan mejor con el perfil que buscan...". Es algo parecido a cuando juegas a la Lotería. Tiendes a decir en voz alta "seguro que no me toca" como tratando de convocar a los duendes del destino para que echen una mirada hacia ti. Pero en el fondo siempre te queda la esperanza, por mucho que una y otra vez la fortuna mire hacia otro lado.


No se qué me voy a encontrar esta tarde. Pero de todas formas no deja de ser un corte hacia la final, en la que 15 personas lucharán por conseguir cambiar de vida. Y con los tiempos que corren el cambio más que necesario se convierte en un reto a perseguir.

Un año alejado de casa. Un año en el cual abandonas el trabajo. Un año que te cambia la vida... Como ya dije, en mi caso ese cambio iría acompañado de un proyecto que no difiere mucho de aquello en lo que llevo trabajando durante tantos años. Quiero poder escribir un libro que muestre cómo se están adaptando las herramientas tecnológicas en los entornos educativos. Nada novedoso, por supuesto. Con ello nunca ganaré un Nobel ni lograré vender si quiera un puñado de copias. Pero quiero hacerlo. Observar de forma participativa lo que cientos de profes de La Rioja hacen día a día. Sus victorias y sus derrotas. Analizar lo que los padres se encuentran en este momento cambiante que también afecta a sus vástagos, que se lanzan a aprender de una forma totalmente distinta a la que ellos hicieron. Y comprender a lo niños, los protagonistas futuros de un país que cuenta tiempos, días y horas con el anhelo de un futuro mejor.

No se que pasará esta tarde. Ni mucho menos lo que ocurrirá en los próximos meses. Pero lo que no me cabe duda es que esta vez el mantra "no me va a tocar a mi" no va a salir de mi boca...